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Mejorando la utilización del calcio y del fósforo en el pollo de engorde moderno.
Carlos Lozano, Gerente de Nutrientes Especiales de DSM Latinoamérica, Lucas S. Bassi, PhD en Nutrición Animal, y Vitor Fascina, Gerente de Enzimas Nutricionales de DSM para Latinoamérica.
Impacto de la selección genética en la nutrición mineral de pollos de engorde
La selección genética de los pollos de engorde en la avicultura moderna ocurre de forma constante. Tradicionalmente, dicha selección se ha centrado en las características de producción para aumentar la tasa de crecimiento, la deposición de carne magra en la canal y la eficiencia alimentaria de los animales. Sin embargo, el mayor potencial genético para un rápido desarrollo también ha aumentado el requerimiento de nutrientes para atender las demandas fisiológicas que, si no se satisfacen, pueden acarrear consecuencias muy nocivas. Problemas como, por ejemplo, discondroplasia tibial, claudicación, degeneración ósea y otras enfermedades relacionadas con trastornos metabólicos y pobre integridad esquelética se han agravado debido al crecimiento acelerado y a la mayor necesidad de los linajes modernos de una nutrición mineral adecuada, especialmente de macrominerales, entre los cuales se destacan el calcio y el fósforo.
Importancia del calcio y del fósforo en la nutrición de las aves
El calcio (Ca) y el fósforo (P) son los macrominerales más relevantes en la nutrición de las aves, dada su amplia participación en diversos procesos metabólicos como, por ejemplo, formación de tejido óseo, nervioso y muscular; transmisión de impulsos nerviosos; formación de fosfolípidos de la membrana celular; utilización y transferencia de energía; y activación enzimática, entre otros. Es necesario contar con una adecuada disponibilidad de Ca y P para las aves, principalmente para garantizar el desarrollo y mantenimiento del sistema esquelético, además de un óptimo crecimiento y desempeño del animal.
En los ingredientes de origen vegetal como el maíz y el salvado de soya, ampliamente utilizados en la producción de alimentos para pollos, la mayor parte del P presente en el grano está unido a una molécula llamada fitato, que hace que el P no esté disponible para los animales monogástricos. El fitato está formado por seis grupos fosfato unidos a un anillo de mio-inositol. Al ser una molécula con cargas negativas, también tiene afinidad para formar complejos con el calcio y otros minerales, además de proteínas y aminoácidos, lo cual perjudica su digestión y absorción. La incapacidad de digerir completamente el fitato limita el desempeño del animal y aumenta la excreción de P al medioambiente, contribuyendo a la contaminación de los suelos y de la capa freática debido a un exceso de este mineral en las heces.
Un aspecto relevante de la suplementación de Ca y P es su metabolismo, vinculado a las deficiencias, excesos o desequilibrio en el suministro de Ca y P, que producen alteraciones en la absorción, utilización y homeostasis de ambos minerales. El exceso de Ca en la dieta puede, por ejemplo, reducir el pH intestinal y permitir la formación de complejos insolubles de Ca-fitato, reduciendo así la solubilidad de la dieta y la absorción de P fítico; mientras que un suministro insuficiente de Ca puede perjudicar la mineralización ósea y el crecimiento del animal. Por lo tanto, el cuidado al establecer una buena relación Ca:P en la dieta, junto con la inclusión de aditivos que aumenten la disponibilidad de dichos minerales es algo imprescindible en la formulación de alimentos para aves.
El rol de los aditivos en el metabolismo del calcio y del fósforo: fitasa y vitamina D
Debido a la baja disponibilidad de P en los alimentos de origen vegetal, la suplementación mineral se puede realizar a través de fuentes inorgánicas como el fosfato de roca. No obstante, el fósforo es el tercer componente más caro en las dietas para aves, después de la proteína y la energía, y el uso de fuentes inorgánicas encarece aún más la producción de los alimentos para animales. Por ese motivo, el uso de una fitasa exógena en la dieta de las aves es una de las principales estrategias para eliminar los efectos nocivos del fitato. La reacción promovida por la fitasa es la desfosforilación de la molécula de fitato, caracterizada por la eliminación de los grupos fosfato unidos al anillo de mio-inositol, liberando así el P complejado a los fosfatos. Su suplementación promueve efectos positivos con relación a la disponibilidad de P fítico, reduciendo la necesidad de inclusión de fuentes inorgánicas y, consecuentemente, el costo de formulación de la dieta y el impacto ambiental.
Otro factor imprescindible para el metabolismo del P y del Ca es la vitamina D, cuya suplementación en la dieta de las aves se vincula de forma intrínseca a la mejora en la absorción de dichos minerales. La suplementación de vitamina D se logra mediante la inclusión en premezclas vitamínicas, en la forma de vitamina D3 (colecalciferol). Una vez absorbido, el colecalciferol se metaboliza en 25-hidroxivitamina D3 (25-OH-D3) en el hígado y se transforma, principalmente en los riñones, en 1,25-hidroxivitamina D3 (1,25-(OH)2-D3), que es la forma metabólicamente activa de la vitamina D. El 1,25-(OH)2-D3 actúa en el intestino, huesos y riñones, regulando el transporte y metabolismo de Ca y P hacia los tejidos. Actualmente, es posible realizar la suplementación directa de 25-OH-D3 en el alimento de pollos y ponedoras, en sustitución parcial o conjunta con el colecalciferol en la premezcla, dada su mayor biodisponibilidad, biopotencia y mejor absorción en el intestino. Al igual que la suplementación enzimática con fitasa, la utilización de 25-OH-D3 optimiza la utilización de minerales de la dieta y contribuye a reducir la inclusión de fuentes inorgánicas de Ca y P en la formulación, lo cual permite también una mayor inclusión de otros nutrientes en el alimento.
Beneficios de la suplementación de fitasa y vitamina D para las aves
Investigaciones recientes abordan el uso de dosis más altas de fitasa en las dietas de las aves, con el fin de destacar lo que se denomina efecto ‘extra fosfórico’. En resumen, el uso de altas dosis de fitasa se basa en la potenciación de la tasa de degradación del fitato, hasta el punto de aumentar la solubilidad de otros nutrientes en el tracto y liberar otros minerales y aminoácidos complejados en la molécula, además del P fítico. Las investigaciones demuestran que los pollos y los pavos responden de forma positiva a dosis superiores a 2000 y 4000 unidades de fitasa/kg, respectivamente, con aumento en la ganancia de peso corporal, reducción de la conversión alimentaria, aumento de la digestibilidad de Ca, P y proteína de la dieta, además de una mejora en la mineralización ósea indicada por mayor concentración de cenizas, Ca y P en el hueso. De hecho, las aves que reciben dietas con bajos niveles de Ca y P, pero con altas dosis de fitasa, demuestran desempeño y digestibilidad de los nutrientes similares a las aves alimentadas con mayores niveles de minerales sin suplementación enzimática, corroborando el potencial de la enzima para permitir la reducción de los niveles de dichos minerales en la dieta sin afectar el crecimiento del animal.
Son muy relevantes los efectos positivos de la vitamina D3 y sus metabolitos sobre el desarrollo del sistema esquelético, la reducción de los problemas óseos, el desempeño y la digestibilidad del Ca y el P, en las aves. En comparación con la suplementación de vitamina D3, la inclusión directa de 25(OH)D3 en la dieta tiene la ventaja de que el metabolito tiene mayor eficacia de absorción. El 25(OH)D3 también es la principal forma de almacenamiento de la vitamina D3 en el organismo animal y su concentración se evalúa como una medida del estatus sérico de vitamina D3 en las aves. Los estudios indican que la suplementación de 25(OH)D3, asociada o sustituyendo parcialmente la vitamina D3, mejora la utilización de Ca y P y favorece la deposición de los minerales en el tejido óseo, con lo cual se reduce la incidencia de problemas óseos. También se han relatado mejoras en la ganancia de peso y conversión alimentaria, mayores concentraciones de Ca y P circulante y aumento del nivel sérico de 25(OH)D3 (detectado por la metodología Dried Blood Spots), mediante el uso de 69 µg/kg de 25(OH)D3 en la dieta de pollos de engorde.
Del mismo modo que ocurre con la fitasa, estos resultados obtenidos mediante la suplementación de 25(OH)D3 permiten reevaluar los niveles dietéticos de Ca y P, con el fin de mejorar los costos de formulación y mitigar el impacto ambiental. Algunos estudios también discuten la interactividad entre la fitasa y la vitamina D, indicando efectos sinérgicos del uso de ambas sustancias en la dieta de pollos de engorde. Cuando se encuentran en alta concentración en la luz intestinal, el Ca y el P pueden favorecer la formación de quelatos de fitato y limitar la acción de la fitasa sobre la molécula. Al mejorar la utilización del Ca y del P, el uso de vitamina D3 y 25(OH)D3 puede así potenciar la actividad enzimática de la fitasa.
Conclusiones
La inclusión de altas dosis de fitasa y de 25(OH)D3 puede transformarse en una estrategia recurrente en la formulación de los alimentos y en la nutrición de los pollos de engorde, para una mejor utilización del calcio, el fósforo y otros componentes de la dieta, además del fortalecimiento del sistema esquelético, con la correspondiente optimización del desempeño y del bienestar animal. Al mismo tiempo, la reducción de los niveles de calcio y fósforo en la dieta debido a la suplementación de estos aditivos contribuye a reducir los costos de producción y la excreción de los minerales en el medio ambiente.