El acné es una afección inflamatoria crónica del folículo pilosebáceo que afecta, en la mayoría de los casos, a adolescentes entre 13 y 18 años, predominando en los varones. Se caracteriza por la presencia de comedones (espinillas), o por la aparición de nódulos o quistes (si es un acné inflamatorio en su grado más severo) dejando estos últimos, cuando mejoran, manchas y cicatrices de tamaño y profundidad variable.
Esta enfermedad inflamatoria de la piel es muy compleja y obedece a varios factores, siendo los más importantes: una mayor secreción de sebo, la hiperqueratosis folicular que obstruye los poros, el aumento de la flora bacteriana en el folículo, una alteración hormonal, factores genéticos y factores externos; siendo estos últimos los que están cobrando mucha importancia como la dieta rica en carbohidratos, los cosméticos, algunos fármacos, tabaquismo, estrés, entre otros.
“Las secuelas que deja el acné una vez que se inactivó son, principalmente, cicatrices de características variables en extensión y profundidad, así como manchas inflamatorias crónicas de difícil tratamiento. Gracias a los avances tecnológicos podemos tratar ambos tipos de secuelas con sistemas láser de una manera eficiente y segura”, explicó el Dr. Erick Torres, especialista del Centro de Medicina Estética de la Clínica Ricardo Palma. Además, indicó que las secuelas se tratan a cualquier edad y una vez que el acné se haya inactivado.
En ese sentido, el especialista señaló que un sistema seguro y que puede indicarse a cualquier edad y en todo tipo de piel es el láser, ya que es un tipo especial de luz cuyo efecto es muy específico y desaparece una vez que éste haya interactuado con su objetivo.
“Cuando se trata de cicatrices, lo que se busca es mejorar el colágeno haciendo un recambio de colágeno fibroso por uno firme pero maleable, es por ello que usamos un láser tipo CO2 fraccionado, el cual estimulará la mejora de la cicatriz en cada sesión. En el caso de manchas inflamatorias, estas están a una mayor profundidad, por lo cual se usa un láser que penetra la piel buscando el pigmento en capas más profundas para que en cada sesión se pueda ir destruyendo y facilitar que nuestros macrófagos logren eliminar esta pigmentación”, remarcó el doctor Torres.