Estilos de crianza: ¿qué consecuencias pueden generar en los hijos?
- Es importante lograr un equilibrio en la crianza de los niños para su correcto desarrollo emocional y social.
La crianza de los hijos es parte de la formación de las personas y traza un camino en su futuro. No existe un único enfoque o forma de crianza, pues los padres emplean distintos estilos basados en sus propias experiencias, valores y creencias. El estilo de crianza tiene una clara influencia en el desarrollo emocional y social de los menores.
Es indispensable tener en mente que los estilos de crianza no son estáticos y los padres pueden adaptar sus enfoques a medida que aprenden y crecen junto a sus hijos, en especial si son padres primerizos. Según Rosa Cornejo, psicóloga del Servicio Psicopedagógico de la Universidad de Piura, es importante que los padres ejerzan su autoridad a través del amor y la confianza, y no del miedo o el poder, ya que los menores necesitan orden, disciplina y límites como referencia para guiar sus acciones.
Refiere que uno de los estilos de crianza más comunes es el autoritario. “Los padres que crían a sus hijos bajo este enfoque tienden a establecer reglas estrictas, ya que probablemente sus padres fueron así con ellos”, explica. Las expectativas con sus hijos son altas, fomentan la disciplina y exigen obediencia absoluta. Sin embargo, este enfoque puede limitar la autonomía y la capacidad de toma de decisiones en los niños, generando posibles efectos negativos a futuro.
Por otro lado, encontramos el estilo permisivo, caracterizado por una falta de límites claros y el cumplimiento de los deseos de los hijos, de manera indiscriminada. Para la especialista Rosa Cornejo, en su experiencia como psicóloga, los adolescentes criados bajo este método presentan serios problemas para la socialización armónica y no asumen con responsabilidad las consecuencias de sus actos. Además, son rebeldes ante las normas y tienen poca o nula tolerancia a la frustración, pues nunca se han confrontado con situaciones adversas.
También, es común el estilo negligente, que se caracteriza por padres ausentes, indiferentes o poco accesibles; no suelen mostrar interés en sus hijos por diversos motivos; actúan con negligencia y poca dedicación. Los hijos tienden a interpretar estos comportamientos como rechazo, lo que puede desencadenar conductas rebeldes o mucha vulnerabilidad. Aunque estas parezcan conductas opuestas, están unidas por un factor común: la baja autoestima causada por el déficit afectivo. Esto, claramente, influye en su rendimiento académico, y en el vínculo con sus profesores y compañeros.
“Un estilo de crianza equilibrado y ampliamente recomendado es el democrático, porque promueve límites claros hacia los hijos, pero también fomenta la comunicación abierta y el respeto mutuo”, recomienda Cornejo. Asimismo, dice, ayuda a que el menor desarrolle sus habilidades autónomas, la responsabilidad y la capacidad para resolver problemas.
La diversidad de los estilos de crianza es un reflejo de la complejidad de la relación entre padres e hijos. Al comprender las distintos tipos de crianza y sus posibles consecuencias, los padres pueden apoyar el correcto desarrollo de sus hijos, con el objetivo de que se conviertan en adultos de valor para la sociedad.