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Conectarse para Crecer: Historias de mujeres emprendedoras llevadas a un libro
- 10 historias de mujeres impulsoras de emprendimientos rurales reconocidos durante los últimos años con el premio «Conectarse para Crecer» de Movistar hacen parte del nuevo libro escrito por el periodista Antonio Orjeda.
- A través de estas narrativas de perseverancia y creatividad, queda patente el poder de la innovación digital para derribar barreras y generar oportunidades de desarrollo económico y social.
En los últimos años, el premio «Conectarse para Crecer» ha promovido más de 1400 historias de crecimiento y la innovación de creativos emprendedores que, mediante el aprovechamiento de herramientas digitales, impactan positivamente en sus comunidades, aproximadamente el 50% son de mujeres. En el Mes de la Mujer, Movistar ha reunido 10 relatos que inspiran en un libro escrito por Antonio Orjeda, reconocido periodista y defensor del empoderamiento femenino y la inclusión en el mundo empresarial.
En el libro “Mujeres emprendedoras: Conectarse para Crecer”, cada historia refleja la capacidad de adaptación, el poder de convertir adversidades en oportunidades y la importancia crucial de la constancia en el mundo del emprendimiento de 10 mujeres —siete provenientes de Perú, dos del Ecuador y una de Colombia— que a partir de su tenacidad y capacidades lideraron iniciativas que trascendieron fronteras, superando prejuicios y cumpliendo sus sueños.
“Hacer nuestro mundo más humano, conectando la vida de las personas es el propósito que profesamos en Telefónica Movistar y, en este compendio de relatos, el periodista Antonio Orjeda retrata la esencia de nuestro propósito, invitándonos a reflexionar sobre el impacto que la tecnología puede tener en la reducción de la brecha de género”, dijo Ximena Gil, Jefa de Asuntos Públicos y Sostenibilidad de Telefónica del Perú.
El libro “Mujeres Emprendedoras…” puede descargarse aquí: https://telefonica.com.pe/wp-content/uploads/sites/5/2023/11/Libro-Mujeres-Emprendedoras-CPC.pdf. En este se retrata el propósito por el que se creó el Premio “Conectarse para Crecer”: reflexionar sobre el impacto que la tecnología puede tener en la reducción de brechas. De esa forma, Orjeda nos invita a conocer testimonios vibrantes, en donde queda demostrado que la tecnología puede convertirse en un excelente catalizador para potenciar el desarrollo.
A continuación, les invitamos a conocer estas iniciativas de mujeres que inspiran:
- La justicia de Iris. Esta es la historia de resiliencia de Iris Chero quien creció viendo a su madre y a su abuela elaborar bellos sombreros por los que les pagaban muy poco. Debido a ello, cuando Iris cumplió 19 años decidió fundar la asociación Ñari Wallac, la cual se encarga de organizar digitalmente a las artesanas de los caseríos en Piura para que así optimicen sus ganancias.
- La puneña imbatible. Rita Suaña es la hija menor de una familia humilde, quien con solo educación inicial logró no solo ser alcaldesa en el centro poblado Uros Chulluni, en Puno y, la primera mujer en ocupar dicho cargo. Adicionalmente, gracias a su ingenio y creatividad para los bordados, en plena pandemia, lideró un grupo de mujeres artesanas con quienes confeccionó mascarillas de bellos colores, las cuales lograron impactar en el mundo gracias a las herramientas digitales.
- Mi frutilla amarilla-anaranjada. Aurora Loayza, de Arequipa, fundó una asociación de agricultores en Ayacucho para exportar néctares y mermeladas de aguaymanto, fruta que la dejó maravillada tras estudiarla. Luego viajó a Iguaín, ofreciendo talleres sobre su cultivo y siendo pionera en su cuidado. Navegando por las redes sociales se vinculó con organismos del Estado y participó en la feria gastronómica Mistura, donde la contactó Telefónica y en 2012 la invitó a participar en Conectarse para Crecer y ese mismo año obtuvo el Premio.
- Fuerza Aymara. Justina Montalico, natural de Juli (Puno) aprendió a bordar y tejer con lana de alpaca desde los 8 años. Su vida de adulta no fue fácil, el padre de su hijo los abandonó. Allí conoció a Jesús Candia, su compañera de lucha y junto a otras artesanas fundaron la Coordinadora de Mujeres Aymaras. Con 300 mujeres tejedoras que buscan conquistar un mercado para sus prendas, llegaron a ferias como Perú Moda y tiendas en España. El 2016, ganaron el Premio “Conectarse para Crecer”.
- Para sorbete mejor. Con 21 años, Anyela Gómez emprendió la creación de una empresa social después de presenciar a unos niños utilizando una planta larga en forma de tubito como sorbete en un restaurante campestre en Huancayo. Su idea ganó interés de los restaurantes y hoteles más reconocidos de Lima. En el 2020 cuando Anyela estaba por cerrar tratos con otros países llegó la pandemia. Sin embargo, encontró una luz al final del túnel, al concursar y ganar el Premio “Conectarse para Crecer”, victoria que revitaliza su empresa y continuó operando bajo el nombre Kuru en el verano del 2022.
- Mujeres en STEAM. La ingeniera Lucero Condori, de Acostambo, Junín, descubrió la computadora a través de un dibujo hecho con tiza en la escuela. A pesar de las limitaciones, estudió Computación e Informática y creó Mujeres en STEAM, al darse cuenta de que las niñas no participaban en las clases de programación. Un Taller de Python en pandemia atrajo a más de 80 inscritos de Arequipa, Ica, Tacna y Lima, y también de Francia, México y Ecuador. En el 2022, ganó el Premio “Conectarse para Crecer” y utiliza los fondos para viajar a comunidades remotas y sigue enseñando.
- Motor y motivo. El proyecto Portamor surge en Tacna tras el fallecimiento de la abuela de Violeta Quevedo, afectada por una enfermedad durante la pandemia. Inspirada por su madre, quien era catedrática y dictaba un curso sobre cuidados al adulto mayor, decide ofrecer charlas virtuales para educar y facilitar el acompañamiento posible a los mayores. En marzo del 2021 realizaron su primer taller virtual de concientización con éxito, con esta convocatoria fue un éxito: se inscribieron un centenar de adultos mayores. Portamor obtuvo en 2022 el Premio “Conectarse para Crecer” en la categoría Educación.
Historias fuera de Perú
- El llano es vida. Es así como la colombiana Lorena Parra llamó a su iniciativa, la cual fue reconocida en 2021 con el premio Mujer Emprendedora Rural debido a que lograba transformar las zonas rurales de su país gracias a la tecnología, brindando acceso a internet a niños y niñas para que así no pierdan clases escolares a causa de la pandemia.
- Tejedora de esperanza es una iniciativa ecuatoriana que narra la historia de Gladis Grefa, cuyo emprendimiento nació en la selva de ese país donde las mujeres se dedican al cultivo del cacao, plátano y maíz. Sin embargo, gracias a la llegada de la Universidad Regional Amazónica Ikiam, Gladis se incorporó a un club de tejido para estudiantes y maestros, que le inspiró a fundar la asociación de tejedoras que lleva el nombre de su historia. Ella visualizó esta práctica como una oportunidad para emprender: “Si hago animales exóticos y en vías de extinción, ¡los puedo vender!” se dijo a sí misma, y así, junto a otras mujeres, a la tecnología y talento, logró comercializar su arte a otras partes del mundo.
- Constancia Ecuatoriana. Pamela Minchala es licenciada en Marketing con muchas ideas de negocio. En el 2015 escribió en su libreta la frase “Crear una app para apoyar emprendimientos” sin imaginar que ese sería su destino años después con la llegada de la pandemia. Es así como, junto a su esposo, un socio y la venta de su auto, creó la App Casa Chef. Pasaban los meses del 2022 y la App no despegaba, pero no se desalentó. Ella sabía que necesitaba algo que les diese ánimo y, a fines de ese año, obtuvo el premio Conectarse para Crecer. En el 2023 recibieron la llamada de un inversionista que los ayudó a realizar el ansiado lanzamiento de su aplicación.
A través de estas narrativas de perseverancia y creatividad, queda demostrado el poder de la innovación digital para derribar barreras y generar oportunidades de desarrollo económico y social. Las experiencias de Iris, Rita, Lorena, Gladis y otras protagonistas nos evidencian que, más allá de las fronteras geográficas, la determinación y el acceso a herramientas tecnológicas pueden abrir camino hacia un futuro más equitativo y próspero para todos.