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Suicidio en adolescentes, señales de alerta
Si sospechan que su pequeño está en riesgo es recomendable que lo lleven al psiquiatra y a partir de eso evaluar si es necesario el internamiento.
Cada año miles de adolescentes se suicidan en el mundo. El mayor factor de riesgo para que un joven piense en quitarse la vida es la depresión. Cuando una persona presenta un cuadro de depresión severa no piensa con lucidez, tiene una visión negativa sobre su futuro, sus pensamientos se distorsionan y con frecuencia, solo desea desaparecer, según explica la psicóloga Antonella Galli, de la Clínica Ricardo Palma.
Aprender a identificar los síntomas de esta enfermedad es clave para ayudar a quien la padece. Cambio de conducta, falta de deseos de salir de casa ni de frecuentar a familiares y amigos, fatiga, insomnio, apatía, olvidos recurrentes, dificultad para concentrarse, movimientos lentos, ideas negativas, pérdida de interés o de deseos de hacer actividades que antes disfrutaba y trastornos del apetito son los signos más recurrentes de depresión.
Los padres siempre deben estar atentos a los cambios de conducta y comportamiento de sus hijos. La adolescencia puede resultar una etapa muy dura para ellos. Si sospechan que su pequeño está en riesgo es recomendable que lo lleven al psiquiatra y a partir de eso evaluar si es necesario el internamiento para evitar que atente contra su vida (como parte de un episodio depresivo) y empezar con el tratamiento.
Jamás se debe desvalorizar a la persona deprimida, insultarla, confundirla o decirle que es vaga u ociosa. “La depresión es una enfermedad física que tiene inflamación cerebral y hace que el individuo no tenga energía y le cueste cumplir rutinas, por ejemplo, ir al colegio, cumplir sus deberes, hacer tareas”, señala la psicóloga.
La salud mental es tan importante como la salud física a cualquier edad. Los adolescentes con depresión son más vulnerables a ser discriminados, presentar problemas de aprendizaje, sufrir exclusión social, tener comportamientos nocivos como fumar, tomar alcohol, etc. Un joven emocionalmente estable tiene relaciones sanas, es productivo y afronta mejor los problemas de la vida.