Pubertad precoz: qué es, por qué se produce y cómo se trata
El diagnóstico y tratamiento temprano son fundamentales para minimizar los efectos físicos, sociales y emocionales de esta condición en las niñas y los niños.
La pubertad precoz se presenta cuando los caracteres sexuales secundarios aparecen antes de los 8 años en las niñas y antes de los 9 años en los niños. Estos cambios incluyen el desarrollo del botón mamario, el crecimiento de vello púbico y axilar, así como el aumento del volumen testicular en los varones. Aunque no siempre se identifica una causa específica, algunas condiciones, como lesiones cerebrales, tumores o síndromes genéticos, pueden desencadenarla.
La endocrinóloga pediatra Denisse Colina, de la Clínica Ricardo Palma, explica que los menores con pubertad precoz también se caracterizan por crecer muy rápido. Tienen un adelanto en su edad ósea respecto a su edad cronológica, lo que los hace parecer muy altos para su edad. Sin embargo, dejan de crecer pronto, ya que su pubertad termina antes de lo habitual, y suelen ser adultos con baja estatura.
Por ello, es importante diagnosticar la pubertad precoz en forma temprana, a fin de brindar un tratamiento oportuno, pues esta condición puede alterar la talla genética programada de los niños, dejándolos más bajos. Además, puede afectar su bienestar social y emocional debido a los cambios que experimentan sus cuerpos (niñas con menstruaciones tempranas y niños con vellos), dañando su autoestima e incrementando el riesgo de sufrir ansiedad o depresión.
“En ocasiones se recomienda que los menores reciban terapia psicológica para ayudar a los niños a expresar sus dudas y temores”, refiere la Dra. Colina, quien aconseja a los padres consultar a un endocrinólogo pediatra tan pronto noten signos de maduración acelerada en sus hijos.
Preste mucha atención
Existen distintos tipos de pubertad precoz: La central es la más frecuente; mientras que la periférica puede deberse a causas tumorales o patologías de otras glándulas como la hiperplasia suprarrenal congénita o el hipotiroidismo primario severo. Se tratan de distinta manera. La primera con medicación como la triptorelina, para suprimir el eje hipotálamo-hipófisis-gónada. La segunda, dirigida a la causa que la origina.
Aunque aún no se sabe con certeza qué la provoca, algunos factores de riesgo que favorecen su desarrollo son: genes relacionados con la menarquia (primera menstruación), niños de piel oscura o hispanos, obesidad, bajo peso al nacer, contacto con pesticidas u otras sustancias que pueden tener efectos negativos sobre el sistema endocrino.
El diagnóstico y tratamiento temprano son fundamentales para minimizar los efectos físicos, sociales y emocionales de esta condición en las niñas y los niños.