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Niño de un año se salva de grave asfixia gracias a oportuna intervención en el Hospital de Emergencias Pediátricas
El menor de Cajamarca sufrió una obstrucción traqueal al ingerir accidentalmente un maní.
La historia pudo terminar en tragedia, pero la valentía de una madre y la intervención oportuna de un equipo médico lo cambiaron todo. Un niño de apenas un año y tres meses, oriundo de Celendín, en la región Cajamarca, fue salvado de una asfixia severa tras ingerir accidentalmente un maní. Hoy, gracias a un procedimiento de alta especialización en el Hospital de Emergencias Pediátricas (HEP), su vida ya no corre peligro.
Todo comenzó cuando un primo le ofreció un maní al pequeño sin saber que, a su edad, representaba un riesgo. En cuestión de minutos, el niño presentó dificultades para respirar. Su madre lo llevó al hospital local, donde fue diagnosticado erróneamente con una gripe. Pero ella, guiada por su intuición y la persistencia de los síntomas, no se conformó.
Al no ver mejoras, lo trasladó al Hospital Regional de Cajamarca, donde una evaluación más precisa determinó que el caso requería atención urgente y especializada. Fue así que, tras un largo viaje de 13 horas, el menor llegó al HEP el 22 de abril.
La intervención no podía esperar. El Dr. Percy Sánchez, neumólogo pediatra, lideró el procedimiento junto con los anestesiólogos Dra. Ángela Argume y Dr. Pedro Dueñas, y el apoyo de las enfermeras Mónica Herhuay, Dora Ramírez y Fiorella Guzmán, quienes en 15 minutos retiraron el cuerpo extraño que ponía en peligro la vida del menor.
El pequeño se encuentra fuera de peligro y continuará su recuperación en Cajamarca, bajo vigilancia médica.
Este caso no solo resalta la importancia de actuar con rapidez ante síntomas inusuales en los niños, sino también la capacidad del sistema de salud para responder ante emergencias complejas cuando hay articulación y compromiso. El director del HEP, Jorge Jáuregui Miranda, señaló que este tipo de historias ratifican la vocación de servicio del hospital, preparado para responder con profesionalismo en situaciones de vida o muerte.
Una madre que nunca se rindió. Un equipo médico que respondió a tiempo. Y un niño que, gracias a ambos, puede volver a respirar con tranquilidad.