
Claves para una salud mental y física sostenible
Por Dr. Rafael Barreda Gerente de Investigación Médica de Pacífico Salud
Siempre es un buen momento para reflexionar sobre nuestro bienestar integral, tanto físico como mental. Desde una perspectiva médica, es evidente que el enfoque preventivo y sostenible en materia de salud es fundamental para lograr resultados a largo plazo. Sin embargo, el desafío principal no reside en establecer objetivos ambiciosos, sino en plantear metas realistas y adaptadas a las capacidades y circunstancias individuales.
Establecer metas alcanzables es crucial para evitar la frustración y el abandono prematuro de los propósitos de salud. Los cambios drásticos rara vez son sostenibles, mientras que los pequeños hábitos diarios pueden generar beneficios significativos con el tiempo. Por ejemplo, una rutina de ejercicio moderada, como caminar 30 minutos al día o practicar yoga, es suficiente para mejorar notablemente la salud cardiovascular, reducir el riesgo de enfermedades metabólicas y promover un bienestar emocional estable.
De igual manera, una alimentación balanceada, rica en frutas, verduras y alimentos naturales, contribuye a una mejor salud metabólica y un sistema inmunológico más robusto. Es importante evitar las dietas extremadamente restrictivas, ya que suelen generar más perjuicios que beneficios.
En cuanto a la salud mental, es esencial destacar que no puede separarse del bienestar físico. La fatiga emocional y el estrés financiero pueden tener efectos adversos en el sistema inmunológico y en la salud general. Incorporar prácticas como la meditación, ejercicios de respiración profunda o sesiones breves de mindfulness puede ayudar a reducir los niveles de cortisol, mejorar la concentración y fomentar una mayor estabilidad emocional.
Desde una perspectiva clínica, la búsqueda de apoyo profesional en salud mental debe ser vista como una medida proactiva y no reactiva. La terapia psicológica, por ejemplo, no debe ser considerada un último recurso, sino una herramienta de prevención y mantenimiento de la salud emocional. Como profesionales de la salud, debemos desestigmatizar estas prácticas y promover su integración como parte fundamental del cuidado integral.
En definitiva, el equilibrio entre la salud física y mental no es un objetivo estático, sino un proceso continuo que requiere compromiso, paciencia y autocuidado constante. Celebrar los avances, por pequeños que sean, contribuye significativamente a mantener la motivación y la adherencia a hábitos saludables.
Es importante recordar que el éxito en materia de salud no radica en alcanzar una perfección inalcanzable, sino en mantener una perseverancia constante y un enfoque realista. Cuidar de nuestra salud integral no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también nos permite ser más resilientes y estar más disponibles para apoyar a quienes nos rodean. Hagamos un compromiso con nuestro bienestar, basado en metas claras, alcanzables y sostenibles.