
¿Cómo escoger el vino ideal para mamá?
Este Día de las Madres, más que flores o regalos, regala una experiencia que celebre su esencia: un vino elegido exclusivamente para ella. Porque cada mamá es única, y su gusto también lo es.
En esta fecha tan especial, rendimos homenaje a esa mujer que es guía, refugio y el corazón del hogar. Y qué mejor manera de celebrarla que con un buen vino para relajarse de sus largas jornadas de trabajo y cuidado del hogar.
Cada madre tiene su esencia única y un gusto especial al disfrutar una buena copa de vino. Por eso, te proponemos dos opciones con Pinta Negra, un vino de la bodega portuguesa AdegaMãe —que en español significa Bodega Madre—, ideal para brindar en familia y rendirle un homenaje lleno de amor a mamá.
Para las mamás que disfrutan la vida con frescura y alegría
El Pinta Negra Blanco es una buena elección. Se trata de un vino fresco y con una acidez vibrante, óptimo para acompañar una tarde tranquila con un buen libro. Su perfil ligero y refrescante lo convierte en el maridaje perfecto para pescados, mariscos, ensaladas frescas, quesos suaves o incluso platos de cocina asiática con notas cítricas y delicadas, como los ceviches.
Para las mamás que disfrutan la vida con intensidad
El Pinta Negra Tinto les gustará. Este tinto joven ofrece más cuerpo y presencia en boca sin llegar a ser abrumador, lo que lo hace recomendable para cenas especiales con familiares. Combina a la perfección con carnes rojas, pastas con salsas contundentes o platos al horno como una buena lasaña de carne.
Y si desean sorprender a mamá con un regalo que hará de sus noches algo aún más memorable. El vino tinto “Bag in Box” es la elección óptima: delicioso, práctico y siempre listo para acompañar una buena conversación entre amigas.
Para elevar cada brindis y disfrutar del vino en su máxima expresión, no basta con elegir la botella correcta, sino también el cáliz ideal.
“No hay experiencia vinícola completa sin una cristalería adecuada. Para hacer de este detalle algo extraordinario, les sugiero acompañarlo con un par de copas de cristal, pero no cualquier copa: elija copas de cáliz grande, transparentes y sin tallado. ¿Por qué? Porque el cristal transforma la vivencia. El cristal permite una mejor oxigenación, potencia los aromas y ofrece una sensación más delicada al tacto. Las copas transparentes, sin adornos ni colores, permiten apreciar el color y la textura del vino en su máxima expresión”, comenta Catalina Rugeles, sommelier experta.