
Más allá de las calorías: factores clave en la lucha contra la obesidad
Se estima que para el 2035, cerca del 35% de los adultos peruanos tendrán obesidad.
La obesidad es un problema de salud pública en crecimiento en el mundo y Perú no es la excepción. En el país, esta enfermedad afecta al 26,3 % de la población adulta en zonas urbanas y al 14 % en áreas rurales, según datos del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN). Además, el Ministerio de Salud (MINSA) advirtió que al menos 7 de cada 10 peruanos presentan exceso de peso, lo que posiciona a nuestro país en el tercero con más altos índices de sobrepeso en Latinoamérica.
Mg. Shirley Cuya Alvarado, coordinadora Especialista de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Privada del Norte (UPN), enfatiza que «una alimentación equilibrada y sostenible es fundamental en la prevención de la obesidad. No se trata solo de reducir calorías, sino de elegir alimentos nutritivos, mantener horarios regulares de comida y fomentar hábitos saludables a largo plazo».
Las proyecciones del CEPLAN, indican que para el año 2035, alrededor del 35 % de los adultos peruanos serán obesos, lo que resalta la urgencia de tomar medidas preventivas. Ante este panorama, es fundamental adoptar un enfoque integral que no solo aborde la alimentación, sino también factores como el estilo de vida y la educación nutricional para frenar esta tendencia.
En ese sentido, la Mg. Cuya comenta cinco factores clave en la lucha contra la obesidad, que van más allá de hacer dieta:
- Planificación de comidas: diseñar un plan de alimentación equilibrado ayuda a evitar el consumo impulsivo de productos ultraprocesados o altos en azúcares. Organizar las comidas semanales con ingredientes naturales y variados contribuyen a mantener una dieta balanceada y sostenible.
- Control de porciones: comer en exceso, incluso alimentos saludables, puede derivar en un aumento de peso al consumir calorías que al no usarlas se almacenan y generan un incremento de peso. Para evitarlo, es clave reconocer las señales de saciedad y aplicar estrategias como usar platos más pequeños o seguir la técnica del plato saludable, que consiste en dividir la comida en 50 % verduras y frutas de preferencias en ensaladas crudas, 25 % proteínas magras o preparaciones bajas en grasa y 25 % carbohidratos complejos.
- Hidratación adecuada: la deshidratación puede confundirse con hambre, llevando a un consumo innecesario de alimentos. Mantener una ingesta suficiente de agua a lo largo del día ayuda a regular el metabolismo y apoya el proceso digestivo.
- Educación nutricional: comprender la calidad de los alimentos y sus efectos en el organismo es esencial para tomar decisiones informadas. No se trata solo de reducir calorías, sino de priorizar una alimentación equilibrada con proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables. Aprender a leer etiquetas, identificar azúcares ocultos y conocer la importancia de la hidratación son herramientas que permiten mejorar la alimentación sin recurrir a dietas restrictivas.
- Actividad Física: realizar algún tipo de actividad física de forma regular ayuda a prevenir el incremento de peso al utilizar las calorías consumidas, mejorar el metabolismo, y mantener un equilibrio energético saludable. Además, reduce el estrés al liberar endorfinas, mejorar el estado de ánimo y promover la relajación.
«Si bien la obesidad es un desafío de salud pública, su prevención y manejo requieren un cambio en la manera en que se abordan los hábitos diarios. Es clave que, desde diversos sectores, como la educación, la familia y el entorno laboral, se promuevan espacios que faciliten la adopción de un estilo de vida saludable. Desde políticas de alimentación en colegios y empresas, hasta campañas de concientización sobre la importancia de la alimentación saludable, el sueño, la actividad física y la reducción del estrés, cada acción suma en la construcción de una sociedad más saludable y con mejor calidad de vida”, concluyó la especialista de la UPN.