Nueva estación: ¿Cómo proteger la vista de los efectos típicos del verano?
Los casos de infecciones oculares incrementan en un 30 % durante la temporada de verano.
El verano es una temporada que se caracteriza por días soleados, altas temperaturas y mayor exposición a actividades al aire libre. Sin embargo, estas condiciones pueden representar un desafío para la salud visual si no se adoptan las precauciones necesarias. Los cambios climáticos y las características propias de esta estación aumentan el riesgo de diversas patologías oculares, cuya prevención resulta fundamental.
Con el incremento de las temperaturas y jornadas más largas, es habitual que las personas se concentren en cuidar su salud física y disfrutar del buen clima, pero con frecuencia olvidan la importancia de proteger la salud ocular. “La exposición prolongada a la luz solar intensa aumenta el riesgo de desarrollar cataratas, degeneración macular relacionada con la edad, conjuntivitis, queratitis e incluso tumores en el ojo, lo que subraya la necesidad de resguardar la vista frente a las condiciones climáticas del verano”, señala el doctor Gerardo Arana, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Oftalmología (INO), los casos de infecciones oculares incrementan en un 30 % durante la temporada de verano, debido a factores como el calor, la falta de protección ocular y deficientes medidas de higiene. Ante este escenario, es crucial implementar acciones preventivas para proteger la visión y disfrutar plenamente de las actividades propias de la estación.
Patologías frecuentes en verano
El verano puede favorecer la aparición o el agravamiento de diversas afecciones oculares:
- Cataratas: Se trata de la opacificación del cristalino del ojo, lo que causa visión borrosa y sensibilidad a la luz. La exposición prolongada a los rayos ultravioleta acelera su aparición.
- Degeneración macular relacionada con la edad (DMRE): Es una afección que daña la mácula, la parte central de la retina, y puede causar pérdida progresiva de la visión central. La radiación UV y la luz azul intensa son factores de riesgo conocidos.
- Conjuntivitis: Es la inflamación de la conjuntiva, una membrana que recubre el ojo. En verano, el contacto con el agua de piscinas contaminadas o el polvo aumenta su incidencia.
- Queratitis: Es una inflamación de la córnea, a menudo provocada por la exposición directa a rayos UV sin protección adecuada, lo que genera molestias y visión borrosa.
- Tumores en el ojo: La exposición crónica a radiación solar puede favorecer el desarrollo de tumores benignos o malignos en estructuras oculares externas, como los párpados, e incluso dentro del ojo.
Recomendaciones para cuidar la salud visual
- Elija lentes con protección UV: Es fundamental que los lentes de sol bloqueen el 100% de los rayos UVA y UVB. Ni el color ni el precio garantizan esta protección, por lo que es importante verificar la certificación adecuada.
- Opte por lentes de cobertura total: Los lentes de sol ideales deben envolver el área de los ojos hasta las sienes, para evitar que los rayos solares ingresen desde los costados.
- Utilice sombreros de ala ancha: Este accesorio complementa la protección ocular, al reducir la cantidad de radiación solar que alcanza los ojos directamente.
- No confíe únicamente en los lentes de contacto: Aunque algunos lentes de contacto cuentan con protección UV, estos no sustituyen el uso de lentes de sol, que son imprescindibles para una defensa completa.
- Tenga cuidado en días nublados: Los rayos solares pueden atravesar la neblina y las nubes ligeras. Por ello, el uso de lentes de sol debe ser constante, incluso en condiciones de cielo parcialmente cubierto.
- Evite mirar directamente al sol: La exposición directa, incluso durante un eclipse, puede causar daños graves en la retina, como la retinopatía solar.
- Reduzca la exposición durante las horas pico: Entre las 10:00 a. m. y las 2:00 p. m., los rayos UV alcanzan su máxima intensidad. Durante este horario, es crucial utilizar protección adecuada si se permanece al aire libre.
- Cuide a los más vulnerables: Niños y personas mayores son especialmente susceptibles a los daños oculares. Asegúrese de proteger su vista con sombreros y lentes de sol de calidad.
- Evite el contacto directo con el agua de piscinas y playas: El uso de gafas protectoras al nadar es indispensable para prevenir infecciones oculares.
- Mantenga una correcta hidratación: Beber suficiente agua contribuye a la lubricación natural de los ojos.
- Modere el uso del aire acondicionado: Alternar su uso y ventilar los espacios puede evitar la sequedad ocular provocada por ambientes excesivamente secos.
- Realice revisiones oftalmológicas preventivas: Consultar a un especialista antes del verano permite detectar posibles problemas a tiempo y recibir recomendaciones personalizadas.
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