¿Qué tan perjudicial es comer carne roja para nuestra salud y el medioambiente?
La carne roja es una fuente segura de hierro de fácil absorción.
Es posible que en los últimos años hayas oído hablar mucho sobre el impacto que tiene la carne en la salud y el medioambiente. Este artículo describe los beneficios nutricionales y los riesgos de comer carne roja y carne procesada, así como su impacto en el medioambiente. También proporciona consejos útiles para quienes tengan la intención de reducir la ingesta de carnes, especialmente la carne roja y la carne procesada.
¿Cuál es la diferencia entre la carne roja, la blanca y la procesada?
Una manera sencilla de distinguir la carne roja es observando el color que tiene cuando está cruda y fresca. Cuando no está cocida, la carne roja es de color rojo. Incluye diferentes cortes de carne de vacuno, ternera, cerdo, cordero, carnero, caballo y cabra, así como la carne picada y las hamburguesas elaboradas con estos tipos de carne. Si hablamos de carne blanca, nos referimos principalmente a los diferentes tipos de aves de corral, como el pollo, el pato o el pavo, y a otras carnes de color claro, como la de conejo.
Las carnes procesadas son aquellas que han sido sometidas a un tratamiento adicional a partir de su forma fresca, la mayoría de las veces para mejorar la conservación. Incluyen productos cárnicos salados, curados, fermentados o ahumados, como el tocino, el jamón ahumado y el pepperoni, las salchichas, la carne en conserva y la carne seca de vacuno, así como la carne enlatada, y los preparados y las salsas a base de carne. Las carnes procesadas a menudo contienen carne de cerdo o ternera, pero también se pueden elaborar a partir de carnes que no son rojas, por ejemplo, las salchichas de pollo o las lonchas de pavo.
¿La carne es perjudicial para la salud?
Para responder esta pregunta, la clave está en tener en cuenta el tipo y la cantidad de carne que comemos, así como la frecuencia con la que lo hacemos. Al igual que con cualquier alimento o nutriente específico, el efecto que tiene en nuestra salud estará siempre relacionado con nuestra dieta y nuestro estilo de vida en general.
La carne, en su forma no procesada, es una fuente de proteínas de alta calidad y proporciona muchas vitaminas y minerales en formas que nuestro cuerpo digiere y absorbe fácilmente, lo que puede ayudarnos a incorporar diferentes nutrientes necesarios. Principalmente, la carne es una fuente de alto contenido de vitamina B y zinc. En particular, la carne roja es una fuente segura de hierro de fácil absorción (hierro hemo), vitamina B12 y selenio, que son algunos nutrientes de los que pueden carecer las dietas vegetarianas o veganas no planificadas, o que están presentes en ellas, pero de manera insuficiente. La carne también contiene diferentes tipos y cantidades de grasa, que varían según el corte de carne y la especie, la edad, el sexo, la raza y la alimentación del animal. El contenido de grasa en la carne determina en parte su mayor valor calórico aunque, considerando el aspecto positivo, también la convierte en una fuente de vitaminas liposolubles, como la vitamina A. La carne roja suele tener una mayor cantidad de grasas saturadas que las aves de corral;2 sin embargo, podemos reducir esa cantidad si eliminamos la grasa visible y evitamos agregar grandes cantidades de grasa (como mantequilla, manteca de cerdo o aceites) cuando cocinamos.
¿La carne roja perjudica el medioambiente?
Los productos animales y, en particular, la cría de ganado para la producción de carne, huevos y leche, son un componente importante de la ecuación medioambiental, en especial cuando se trata del uso de la tierra y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Las emisiones provenientes de la producción de carne de animales rumiantes son significativamente mayores, por ejemplo, en el caso de la carne vacuna y de cordero: pueden producir hasta 250 veces más GEI por gramo de proteína que las legumbres. Otras proteínas animales, como los huevos, los productos lácteos, las aves de corral y el cerdo, están relacionadas con emisiones mucho más bajas por gramo, en comparación con las carnes de los animales rumiantes; sin embargo, se vinculan a más emisiones en comparación con las procedentes de los alimentos vegetales como los cereales y las semillas secas.