
Siete mitos y verdades sobre el herpes zóster
Aunque la manifestación más visible del herpes zóster es una erupción cutánea dolorosa, la enfermedad puede causar complicaciones serias.
Un dolor punzante, ardor insoportable y una erupción que parece abrazar la piel como un fuego inextinguible: así se manifiesta el herpes zóster, una enfermedad que afecta principalmente a personas mayores de 50 años. Provocada por la reactivación del virus varicela-zóster, esta condición puede derivar en complicaciones graves, como la neuralgia postherpética, un malestar crónico que persiste incluso después de que las lesiones desaparecen. La desinformación y falta de prevención puede agravar las consecuencias de esta infección. Por ello, en este artículo desmentimos los mitos más comunes del herpes zóster y entregamos información fundamental sobre este virus.
- “El herpes zóster se contagia fácilmente”
Mito. A diferencia de la varicela, el herpes zóster no se transmite por contacto casual con una persona infectada. Sin embargo, si alguien que nunca ha tenido varicela entra en contacto directo con el líquido de las ampollas abiertas de un paciente con herpes zóster, puede contraer el virus y desarrollar varicela. Para prevenir esta transmisión, es fundamental mantener las lesiones cubiertas hasta que formen costras y seguir medidas de higiene, como lavarse bien las manos después de tocar la zona afectada.
- “La edad es un factor de riesgo para desarrollar herpes zóster”
Verdad. “El virus de la varicela zóster está presente en el 95% de los adultos mayores de 50 años. A medida que envejecemos, la fuerza de la respuesta del sistema inmunológico a la infección disminuye, lo que aumenta el riesgo de desarrollar esta condición”, asegura el doctor David Iglesias, especialista en Enfermedades Infecciosas y Tropicales y Medical Head de Vacunas Adulto en GSK para Chile, Ecuador y Perú.
- “El herpes zóster puede causar dolor crónico y afectar órganos vitales”
Verdad. Aunque la manifestación más visible del herpes zóster es una erupción cutánea dolorosa, la enfermedad puede causar complicaciones serias. Una de las más comunes es la neuralgia postherpética, un dolor intenso que puede persistir durante meses o incluso más de un año. En algunos casos, el virus puede afectar los ojos, causando pérdida de visión, o incluso aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares como infartos y accidentes cerebrovasculares.
- “Las erupciones de herpes zóster sólo aparecen en el torso”
Mito. Lo más habitual es que el sarpullido del herpes zóster se manifieste como una franja de ampollas que envuelve el lado izquierdo o derecho del torso. En ocasiones, esta erupción se produce alrededor de un ojo o en uno de los lados del cuello o la cara.
- “No hay manera de evitar el herpes zóster”
Mito. Existen alternativas para prevenir o evitar el Herpes Zoster que pueden ser fármacos antivirales o vacunas. Los fármacos antivirales están recomendados de manera temporal en pacientes sometidos a transplantes y las vacunas están recomendadas en pacientes mayores de 18 años con incremento de riesgo de Herpes Zoster y en personas mayores de 50 años; según el caso de cada paciente el médico debe decidir cuál es la estrategia más adecuada de prevención.
- “El herpes zóster puede afectar el sueño y el bienestar emocional”
Verdad. Aunque algunas personas se recuperan sin complicaciones, en otros casos el dolor neuropático asociado al herpes zóster puede prolongarse incluso después de la desaparición de las ampollas. Esta afección, conocida como neuralgia postherpética, puede impactar significativamente la calidad de vida, afectando el sueño, el estado de ánimo y la capacidad para realizar actividades cotidianas. Por ello, es fundamental iniciar el tratamiento a tiempo para aliviar los síntomas y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo.
- “El estrés aumenta el riesgo de padecer herpes zóster”
Verdad. No solo las enfermedades crónicas pueden contribuir a la reactivación del virus: el estrés prolongado puede condicionar depresión y esto debilita el sistema inmunológico e incrementa el riesgo de aparición del herpes zóster. Estudios han demostrado que la depresión puede afectar la capacidad del cuerpo para mantener el virus latente controlado, lo que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad.